Humedad

Confusión.

Al día siguiente. 

Marcos.

Esta mañana todo el tiempo estuve tan metido en mis pensamientos, lo única que atacaba mi mente era la imagen de Cader, esa chica me está volviendo loco, tengo que buscar a alguien pronto para que pueda dar las clases en la universidad, tengo que alejarme de esa pequeña, antes de que sea demasiado tarde, y me obsesione con ella.

Hoy tengo que ir a la universidad, mañana me encargaré de buscar a alguien que me sustituya.

Tomo mis cosas y me dirijo al ascensor, subo y presionó el número del piso, bajo del elevador y camino hacia el estacionamiento de mi empresa, llego a mi auto, abro y subo en el, y me dirijo a la universidad, solo puedo pensar en como quiera que Cader faltara a la universidad este día, no quiero pasar con una erección en toda la clase.

Sé que es temprano para ir a la universidad, pero ayer tendría que haber hablado con la directora, y por lo que paso con Cader, ya no hablé con la directora ayer.

Llego a la universidad, estacionó el auto y camino por el pasillo de la universidad, directo a la oficina de la directora.

Toco la puerta, y escucho la voz de la mujer, que me da la autorización para pasar.

Entro a la oficina, y la mujer mayor me saluda.

—Buenos tardes, señor Bourdeo, tome asiento por favor.

—Gracias, directora, disculpé sé que ayer tenía que haber hablado con usted, pero me sentía un poco indispuesto.

—No se preocupe, esas cosas pasan. Señor Bourdeo.

—Solo puede llamarme, Marcos, señora directora.

—Y usted, solo puede llamarme, Clara.

—Está bien, es un placer conocerla, Clara.

—Lo mismo digo, Marcos.

Alguien toca la puerta, y yo solo quiero salir de aquí estoy realmente aburrido, y solo falta que alguien nos interrumpa.

—¡Pase! —Dice la mujer mientras se acomoda en su silla.

—¡Buenos tardes, Clara!

No puedo creer, que esto me esté pasando, ahora es Cader, y tiene puesto el uniforme de porrista se ve realmente hermosa, esto realmente es un verdadero infierno, ahora desarrolle otro fetiche que sería, follarme a una porrista.

—Hola, profesor, Marcos ¿cómo se encuentra este día?

—Muy bien, Cader, gracias por preguntar.

—Te llamé, Cader, porque quería entregarte esto —dice la directora mientras saca algo de una caja, pero luego me doy cuenta de que es un trofeo.

Cader grita muy emocionada.

Ella es preciosa, hasta me acaba de contagiar su felicidad.

—Es lo menos que mereces, por ser nuestra alumna estrella —. Dice la directora.

—Cader, ya que estás aquí por favor, enséñale la universidad al profesor Marcos —Dice la mujer.

—Vamos, profesor le enseñaré la universidad —me dice Cader, mientras me toma del brazo.

Esto es una maldita tortura, solo  espero que pronto acabe.

—Pero, usted me dijo que quería hablar conmigo directora —. Le digo a la mujer, para intentar tener una excusa para no estar a solas con Cader.

—En realidad, no tenemos mucho de que hablar, yo quería enseñarle la universidad, pero ya que Cader es la líder de porrista y la presidenta de su clase, y número uno de toda la universidad, ella le puede explicar algunas cosas y también mostrarle nuestra universidad —. Dice la mujer.

—Está bien, no hay problema —. Digo.

—Entones, vamos profesor —me dice cader mientras me toma, otra vez del brazo.

Otra vez, pienso que esto es una tortura.

Cader me está explicando cosas de la universidad, mientras caminamos por el pasillo, pero no tengo ninguna idea de lo que me está explicando, solo puedo ver sus labios color cereza moverse mientras me habla, esa boquita sería buena para una buena mamada.

—No tengo mucha experiencia en el sexo oral, profesor. 

—¡¿Qué dices Cader?! —Digo muy sorprendido. 

—Usted no estaba poniendo ni la más mínima atención, solo observaba mis labios, entonces supuse que estaba pensando en sexo oral. 

¿Qué le pasa a ella? Esta chica sin duda es única. 

—¿Sabes leer mentes? Cader, que ahora sabes lo que estoy pensando. 

—No es eso profesor, lo que pasa es que me doy cuenta de todo, además, usted a veces es una persona muy transparente. 

—No sé ni que decir, de verdad eres una chica increíble Cader.

—Podemos ser amigos profesor, bueno amigos no, mejores amigos, usted me cae muy bien. 

—Pero, ¿no te molesta mi edad Cader?

—Claro que no profesor, es todo lo contrario, es lo que más me excita de usted, pero es una lástima. 

—¿Qué es una lástima Cader? —pregunto.

—Que este casado, eso es una lástima. 

Eso me deja sin palabras, por primera vez una mujer que me deja sin saber que decir, en este momento no sé ni que contestar. 

—Estoy cansada de recorrer la universidad, mejor vamos al salón de clases, y podemos platicar más tranquilos.

Cader me toma de la mano, y nos dirigimos al salón de clases, no digo nada pues me siento realmente extraño, esta chica es una ninfómana pervertida, ella sería perfecta para cumplir las fantasías de mi lista. 

 Entro con Cader al salón, pero ella me suelta inmediatamente, al ver a un joven sentado en una silla en el salón. 

—Hola, mi amor, te busqué por todo lados —Dice el chico, mientras se abalanza sobre Cader y besa sus labios. 

—Disculpe, profesor buenas tardes —dice el chico, refiriéndose a mi persona. 

—Buenas tardes —me limito a decir.

—Profesor, le presento a mi novio —me dice Cader.

No sé, porque me siento realmente furioso, quisiera desaparecer a ese mocoso en este momento.

El chico le da otra beso a Cader, y sale del salón, me siento más tranquilo, doy gracias a que ya se fue, Cader toma una silla y la lleva a mi escritorio, quedamos frente a frente, pero ella se ve un poco apenada.

—Lo siento, profesor, yo no sabía que Antonio vendría. 

—No te preocupes, debí suponer que una chica tan hermosa como tú tendrías novio.

—Pronto terminaré con él. 

—¿Qué dices Cader? —pregunto muy sorprendido. 

—Él no me gusta, solo era un pasatiempo que ahora no sirve para nada, ¿Y usted pudo bajar su erección con su esposa?

—Hablando de eso, me quiero disculpar contigo otra vez, Cader. Me siento mal, tú eres muy joven y yo muy adulto debo ser más cuidadoso. 

—Ya le dije, Profesor, eso no es nada por lo que avergonzarse, ya le dije que yo también lo hago, nunca puedo quedar satisfecha, pero me calma por un momento. 

—Eres única, aunque un poco joven para saber tanto, pero eres una chica realmente especial. 

—Le dije que podemos ser amigos, así que tengo una pregunta, ¿por qué usted, se masturba si tiene esposa?

—¿Qué harías tú, si estuvieras casada Cader?

—Haría de todo, tener a un hombre en mi cama todas las noches, y dejar de usar mi mano que a veces es tan cansado, eso sería realmente bueno. 

—Me gustaría hablar más contigo, creo que tienes razón, podemos ser muy buenos amigos, Cader.

—Claro que si, me gustaría mucho, tendremos una muy estrecha amistad, profesor. 

—Solo tengo otra pregunta, ¿por qué conmigo eres diferente? A lo que me refiero es, que conmigo eres un poco más seria y hablas como más adulta, y con los demás eres diferente. 

—Otro día le contaré el porqué, profesor. Pero ahora, pronto vendrán mis compañeros, podemos ir a un lugar especial más tarde.

—¿A dónde me llevarás? —pregunto muy ansioso. 

—No se lo diré ahora, pero le gustará mucho es un lugar muy relajante y lleno de paz, ahí podemos platicar de todo lo que queramos, pero ahora yo tengo otra pregunta ¿en quién pensaba cuando termino sobre mí en el baño?

Estoy a punto de contestarle a Cader, pero una mujer entra al salón, y nos interrumpe por la voz sé que es la mujer que casi nos descubre en el baño.

—Cader, la directora te llama a su oficina.

—En un momento voy, Marta.

—Está bien, pero date prisa —dice la mujer.

—Cader, mejor hablamos esta tarde, te espero cuando no haya nadie en el estacionamiento.

—Está bien, nos vemos después, profesor.

Sin darme cuenta, la conversación que tenía con Cader me calentó, tengo una gran erección en este momento, Cader sale del salón, pero ella regresa.

—¿Olvidaste algo Cader?

—Si, profesor —dice mientras se acerca a mí.

Cader, me da un beso en la mejilla y después se acerca a mi oreja, y lo que me dice me deja aún más duro.

—Profesor, ayer me masturbé como una hora pensando en usted —me dice en voz baja, mientras pasa su mano por mi m*****o, eso hace que me ponga más duro. —Ahora si me voy —me dice mientras sale del salón.