Yo también

1425 Palabras
Camino por el pasillo y me encuentro a Marta haciendo la limpieza, no sé por qué hace esto la verdad, mamá también le dejo dinero a ella, pero no puedo meterme en su vida privada, tengo que respetarla. —Cader, hija, te irás a casa tan pronto —me dice Marta. —Sí, tía Marta, tengo que estudiar. —Pensé que hoy tendrías entrenamiento, con tu equipo de porristas. —Eso es mañana Marta, pero ¿te queda mucho por hacer? —Le digo puedo ver lo cansada que ella se ve. —No te preocupes hija, puedes irte a casa y estudia mucho. —Te ayudaré Marta, ¿qué te falta hacer? —No, no lo hagas Cader, es mi trabajo. —Es tu trabajo, pero es mi decisión ayudarte, ahora dime que te falta hacer. —Está bien Cader, sé que si no te dejo ayudar, seguirás insistiendo, me faltan los baños de hombres tengo que limpiarlos. No puedo creer que haga esto, ni en mi casa lavo mi propio baño, pero todo sea por ayudar a Marta. —Vamos, te daré las cosas que necesitas —me dice Marta. Marta me lleva a una pequeña bodega donde se encuentran todas las cosas de aseo, me coloco los guantes y Marta me entrega una toalla con un recipiente con cloro y detergente. Me dirijo a los baños de hombres junto con Marta, camino por el pasillo y me doy cuenta, de que la universidad está sola, no puedo creer que en tan solo diez minutos, todos ya no estén, pero mejor para mí, ahora me pregunto ¿será que el profesor sexy sigue en el salón? Bueno no lo creo, talvez ya se fue, pero no recuerdo su nombre y tengo que saberlo. —Marta, ¿tú sabes algo de mi profesor? —Claro, hija la directora dice, que su nombre es Marcos y es el mejor amigo del hombre que tenía que haber venido, él solo es un sustituto del señor Eugenio. —Gracias, Marta. Que bueno que ahora sé el nombre de mi profesor. —Ve y limpia los baños hija, yo iré a limpiar la oficina de la dirección —me dice Marta. —Está bien Marta, lo haré. Entro a los baños, escucho un sonido extraño en uno de los baños, me acerco, pienso que talvez es un animal o algo así, se escucha algo con la respiración agitada, con temor abro la puerta. Y cuando la abro, algo caliente se dispara cayendo en mi blusa. Me quedo impactada por unos segundos, viendo a mi profesor, se estaba masturbando en el baño, no puedo evitarlo y observo su pene, nunca había visto ni en el porno, una v***a tan dura y grande, su glande se ve tan apetecible quisiera pasar mi lengua por él, pero escucho la voz de Marta, y no me queda de otra que entrar a los baños con mi profesor, tengo que calmarme, puedo sentir mis líquidos en mi v****a, estoy tan húmeda. —¡Hola! Cader, ¿eres tú? —dice Marta. —Sí, soy yo, Marta, estaba a punto de limpiar este baño, pero ya sabes, no alcance a llegar al baño de mujeres, por eso estoy usando este. —Está bien, hija, te veo afuera —dice Marta mientras sale de los baños. Me siento aliviada, que Marta me haya creído, pero mi profesor aún tiene su v***a en la mano, que puta envidia, yo quisiera ser esa mano, me siento extraña tengo que decir algo. —No se preocupe profesor, yo también me masturbo todos los días, y también a veces en los baños, por cierto en la clase no me presente, soy Cader —Le digo como que si lo que estuviera viendo fuera lo más natural del mundo. —Cader, es un placer, pero me esperas un momento y te veo afuera —me dice Marcos. —Claro, profesor, lo espero en el estacionamiento —Le digo mientras salgo del baño. Me dirijo a mi casillero que está en la cancha de entrenamiento para porristas, siempre tengo ropa extra, me cambio la blusa y voy al estacionamiento de la universidad, el único auto que está es muy lujoso, así que por supuesto sé que es de Marcos, lo espero ahí hasta que él salga. Me siento nerviosa al ver que sale, y viene hacia a mí, pero puedo notar que se ve realmente apenado. —No se preocupe profesor, ya me cambie, soy porrista líder del equipo, por eso siempre tengo ropa extra —Le digo muy segura de mi misma. —Cader, realmente siento mucho lo que viste, no sabía que entrarías a ese baño —se disculpa Marcos. —¿Tiene esposa profesor Marcos? —pregunto mientras lo veo directamente a los ojos. —Sí, estoy casado Cader, por qué preguntas. —Por nada, profesor solo me da envidia. —¿Envidia, por qué Cader? —pregunta. —Ya me imagino lo rico que siente su esposa, cuando es follada por usted,  profesor —digo sin ninguna vergüenza. El profesor se queda sin palabras, pienso que se puede enojar por mi atrevimiento, pero no me importa. —¿Cuántos años tienes Cader? —Tengo 19 años, profesor y usted. —Yo tengo 38 años Cader —mientras me habla puedo notar que intenta no ver mis pechos, pero yo intento no ver su erección o me dará un infarto. —Profesor, mejor me voy, y usted también baya a casa y disfrute mucho —Le digo mientras señalo su erección. —Está bien, nos vemos Cader —me dice mientras sube a su auto. Regreso a la universidad para terminar de limpiar los baños, pero solo puedo pensar en Marcos, y su semen cayendo sobre mí. Camino hacia la oficina de la dirección, donde se encuentra Marta. —Disculpa, Marta, pero Juan me necesita, y me tengo que ir. —No te preocupes hija, puedes irte y salúdalo de mi parte. —Está bien, Marta nos vemos, te quiero. Corro hacia la salida, tengo que llegar a casa o podría explotar, me subo en el primer taxi que pasa y cuando estoy por llegar a casa le pago al taxista y me voy rápidamente, entro a casa y corro directo a mi habitación, sé que en este momento Juan está en la pastelería, tengo la casa para mi sola. Cuando estoy en mi habitación, me deshago de mi ropa y solo me quedo en ropa interior saco de mi bolso, la camisa que aún tiene el semen de Marcos, está muy húmeda, solo pienso en quien o en que estaría pensando para haber acabado tanto. Me acuesto en mi cama, sostengo mi cabeza en mi almohada me quitó mi sostén y lo arrojó al piso, abro mis piernas, solo puedo recordar esa escena que ronda en mi cabeza una y otra vez, la v***a de Marcos arrojándome todo su semen, con una mano sostengo uno de mis senos amasándolo, y con la otra mano recorro con la yema de mis dedos mi cuerpo hasta llegar a mi húmeda entrada. Acaricio mi clítoris, primero haciendo círculos con mi mano, siento como un escalofrío recorre mi cuerpo, como quisiera que Marcos hiciera lo mismo conmigo, quisiera que hundiera su lengua en mi sexo, continuo estimulando mi clítoris ahora haciendo movimientos de arriba y abajo con mi mano, puedo sentir como se baña mi mano por mis líquidos, acelero mis movimientos, siento que estoy a punto de tener un orgasmo, hasta que me quedo impactada al sentir un potente orgasmo que nunca en mi vida había sentido, mis piernas tiemblan y siento seca mi boca de tanto gemir el nombre de Marcos. Después de un momento de descanso me levanto, y no puedo creer que empape por completo mis sábanas de mis líquidos y fue mucho, parece que me orine, siempre me había masturbado, bueno todos los días lo hago, pero nunca me había venido así como ahora, y lo peor de todo es que mañana tengo que ir a la universidad y ver a Marcos, podría tener un orgasmo con tan solo verlo. MARCOS... Esta tarde no me importó nada, hundí toda mi v***a en mi esposa sin piedad, escuche que ella como siempre se quejaba de dolor por el tamaño de mi m*****o, pero no me importo, solo podía pensar en Cader sus labios, sus redondas tetas y su culo, su estatura, son una combinación perfecta, ya que mi esposa es alta y todas las mujeres con las que he tenido sexo también eran altas. No sé que haré mañana, Cader estará en primera fila viéndome con esos ojos azules, no quiero pasar toda la clase con una gran erección como me pasó hoy. Tengo que alejarme de esa chica, antes de que me encapriche con ella, y después sea demasiado tarde y no pueda sacarla de mi mente.  
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