CAPÍTULO 30: Un buen día para morir

2550 Palabras

La mañana en el paredón de Santa Rita se desplegaba con una calma tensa, cargada de la promesa de acción inminente. Era temprano, aun la neblina matutina envolvía las montañas y los matorrales, otorgándoles un aire misterioso y enrarecido. Marianela y sus hombres estaban ocultos entre la vegetación, con el corazón latiendo al ritmo de la anticipación, listos para intervenir y salvar a Rafael Guerra de su destino fatal. Vestida con las mismas ropas que un hombre, un justiciero y todos con los rostros cubiertos por pañuelos, los miembros del grupo de rescate se camuflan hábilmente en el entorno. Todos tenían sus ojos fijos en el campo donde se llevaría a cabo la ejecución. Cada músculo tenso, cada respiración conteniendo la emoción y la incertidumbre del momento. Marianela, la líder indisc

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