¿Qué había hecho? ¡Confesó que le había gustado estar con ella! Martina no podía creerlo, por dentro saltaba de emoción, aunque no podía confiarse demasiado, ya que vio cómo Javier cerraba los ojos y hacía una mueca de arrepentimiento al soltar aquella oración.
—Eso no quiere decir que volvamos a hacerlo —agregó él.
Ahí estaba. Un paso adelante y dos atrás. No podía durar ni un minuto diciendo algo que ya tenía que retractarse.
—Claro, igual ni quería repetir —manifestó la rubia con tono burlón. Golpe bajo para Javier, pero se lo merecía.
Martina iba a hacerlo sufrir como nunca. Iba a hacer que ruegue por una segunda vez, debía aprender a admitir las cosas y a no deshacer los avances que hacía.
Y comenzó en el auto. En el camino hacia el restaurante fue maquillándose, arreglando
