Martina llegó al lugar en el que se iba a hacer la prueba de vestuario. Eran las diez de la mañana, pero estaba demasiado cansada. No había podido dormir a causa de pensar tanto, la cena con Javier quedó solo en eso y si bien se despidieron con normalidad, se sentía que entre ellos aún quedaba algo de tensión y fuego por apagar. Había deseado que la besara, pero ninguno de los dos se animó. Además, no tenía idea de qué hacer con él porque parecía bipolar. Se reía y al instante se ponía serio. Le hablaba mucho o no le hablaba nada. Le clavaba los ojos o no le dirigía ni una sola mirada. Era difícil de entender. —¡Buen día! —saludó en cuanto entró. Sus compañeras le devolvieron el gesto mientras el diseñador se acercaba a ella para estrecharla entre sus brazos. —¡Mi estrellita! —exclamó