Javier se aclaró la voz mientras se sentaba en la silla y le hizo un gesto a Martina para que tomara asiento frente a él. Ella lo miró con interés, esperando que comenzara a hablar, pero parecía que él estaba buscando las palabras ya que no decía absolutamente nada, solo se miraban. Al final, la rubia arqueó las cejas y suspiró. —Solo soltá lo que tengas para decir de una vez —expresó. —Cuando Susi murió me diagnosticaron un trastorno depresivo mayor y un trastorno explosivo intermitente, básicamente, si no estaba triste, estaba enojado y agresivo. Para ambas cosas tuve un tratamiento terapéutico y tomaba tantas pastillas que me sentía drogado la mayor parte del tiempo, aunque eso no me detenía en las cosas que hacía —comenzó a contar con tono avergonzado. —Es normal, eras chico y tuv