Habían pasado tres horas desde que Martina había visto que Susana tenía su anillo. Tres horas en las que no paró de tomar, ni se alejó de Inés porque sabía que iba a hacer una locura.
O besaba a Elías o iba a enfrentar a Javier y decirle de todo, pero sabía que, después de eso, tendrían relaciones hasta sacarse las ganas y eso era lo que no quería. Él tenía el poder de excitarla en un segundo solo con un beso y una mirada, y lo odiaba por eso. Así que iba a vengarse de la manera más cruel posible, que aprendiera a no jugar con sus sentimientos y a hacerle caso cuando debía.
Iba a coquetear descaradamente con Elías frente a él, así como él la dejó de lado tanto en el autódromo como en su fiesta de casamiento. Y después iba a calentarlo de todas las maneras posibles y en todos los sentidos
