Martina salió del lugar con Benito y se dirigieron a una cafetería cercana para tomar algo. El hombre quería hablarle sobre algunas propuestas de trabajo.
Pidieron un café con medialunas y se sentaron al lado de la ventana.
—Nena, si te interesa quedarte en Buenos Aires por más de dos meses, te ofrezco un trato —comenzó a decir el diseñador—. Te quiero en mi línea, quiero que seas el rostro de mi marca. Ver tus facciones tan preciosas y despejadas con ese pelo corto me hicieron darme cuenta de que sos la chica ideal para promocionar mis diseños. Tanto en elegancia, como en femineidad, y en belleza.
—Muchas gracias por tenerme en cuenta, Benito, pero creo que debería pedirle consejos a mis padres. Buenos Aires es lindo, aunque siento que no voy a poder estar mucho tiempo acá ya que no
