Hera Kade Aprieto con fuerza un pedazo de tela contra mi boca, ahogando un grito que nace desde lo más profundo de mi pecho: furia, rabia, impotencia. Todo se mezcla en una tormenta que arde en mi garganta. No puedo permitirme ser escuchada. Ellos no caerán tan fácilmente después del gran rechazo que les lancé, después de mostrarles mi desprecio sin filtros, sin máscaras. Estoy sola. Completamente sola. Sin manera de comunicarme con los míos, aislada en un rincón del mundo que me es ajeno, sobreviviendo únicamente por un propósito que se va volviendo más lejano, más inalcanzable: venganza. Una palabra que solía arder en mí como fuego puro y ahora se siente como un eco lejano, como si fuera parte de otra vida. Y aun así, sigo aquí. No es suficiente simplemente matarlos. Qué fácil sería

