Escucho la puerta principal y salgo de la habitación.
—Mami —me abraza Eileen—. ¿Saliste temprano del trabajo?
—Sí, un poco —respondo dándole un beso—. ¿Cómo les fue?
—Excelente —comenta mi madrina sonriendo—. La película fue muy graciosa.
—Sí, mamá, es cierto, nos divertimos mucho.
—Me alegro.
—¿Quieres qué prepare algo de cenar? —pregunta mi madrina—. Nosotros cenamos al salir del cine.
—No gracias, no tengo hambre —respondo.
Ella me mira sospechando que algo me pasa.
—Voy a mi habitación, creo que me dormiré temprano —nos dice Eileen despidiéndose.
—No olvides cepillarte los dientes —le recuerdo y me mira cruzando sus manos.
—Tengo nueve años, ya sé lo que tengo que hacer —replica.
—Tienes razón, a veces me olvido que ya no eres una niña tan pequeña —me disculpo.
—Exa
