Me había despertado en los brazos de Lucifer, él aún parecía bastante cansado, y uno pensaría que la vida de un rey es extremadamente fácil, pero vemos que no es así al estar en sus zapatos, quería levantarme e ir al baño y volver a la cama, el castillo era inmenso y había notado que no estaba en la misma habitación de antes, la cual me habían asignado para prepararme para mi presentación. Cuando intenté salir de la cama el brazo de Lucifer me agarró por la cintura y me jalo hacía él, su torso desnudo me ofrecía una vista maravillosa, suspire, y mire su rostro angelical, tenía facciones bastante hermosas, sus cejas eras perfectas y del mismo color que su barba, se veía tranquilo, en paz. — Recuestate un rato más, por favor. No te quedes ahí admirando mi belleza. — susurro entre dientes,