Prácticamente le rogué a Lucifer que me llevará a casa, quería ver cómo estaban mi padre y mi madre, especialmente mi padre, después de un tiempo lo aceptó, solo si iba en compañía de Bael. Llegue a casa y todo estaba silencioso, Bael caminaba detrás de mí con un gesto serio, se encontraba totalmente en alerta. — ¡¿Mamá?! ¡¿Papá?! — los llamé, preocupada. — Hay algo raro aquí, Natalia. — dijo Bael desconfiado. — ven aquí, párate detrás de mí. — prácticamente me ordeno. Suspire rendida, pero no renegue más con él. — Pueden estar de viaje... — dije encogiendome de hombros. — No lo creo, esto parece una trampa bien armada. — susurro Bael echándose hacía atrás. — Es porque lo es... — dijo una voz masculina, provenía del segundo piso. El mismo hombre que habíamos visto hacia unos día