Lucifer terminó de sacar las flechas de mis alas justo a tiempo, Miguel acababa de asomar su rostro, estaba llegando a los últimos escalones cuando Lucifer terminó por sanarme y yo me pare justo a su lado. — Hola hermano... ¿Qué te trae por aquí? Creí que los favoritos de padre no venían a los lugares más recónditos del mundo; como por ejemplo: el infierno. Una sonrisa arrogante estira los labios de Miguel, que detalla con atención nuestras manos que ahora están unidas. — Vine a felicitarte... La última vez me mentiste, pero esta vez no podrás decir que es mentira, estoy muy seguro de que has tenido un heredero con está, abominación. — Miguel puso una mueca de asco en su rostro al tiempo que me señalaba con la mano, Lucifer apretó la mandíbula. — No vienes a mi reino y atacas a mi