Sarah. Ayer un ex compañero de la universidad me envió un correo, después de tantos años volveré a averiguar a todos mis compañeros de la universidad. Me siento tan nerviosa, pero no debería sentirme así, la verdad es que no voy a ir, no es de mi interés, además aún me encuentro en duelo por mi bebé, no tengo ganas de ver a nadie y apenas puedo dormir por las noches, solo quiero descansar. Me cubro otra vez con las sábanas de pie a cabeza. El timbre suena, debe ser Jenn, me levanto y voy a abrir, creo que debo buscar a una empleada que atienda mi casa lo antes posible. Abro la puerta y es papá. —Mi amor, estas tan hermosa. —Papá, no es necesario que mientas, se que me veo horrible. —No, no es verdad, hija, siempre te ves tan bien, y hoy quiero hablar contigo de algo importante