Entrar por primera vez en cinco años en las cuatro paredes de la mansión Bryce se sentía extraño para Isabella, en cuanto sus pies pisaron la entrada, sus ojos recorrieron el interior familiar mientras miraba a su alrededor como una niña perdida entre una multitud de adultos ocupados en un lunes agitado.
Todo estaba igual, incluso después de cinco años, notó mientras caminaba más adentro de la casa, jalada de la mano por Valery.
—Señor Bryce, bienvenido a casa —saludó el mayordomo, a quien Isabella reconoció rápidamente como Will, el mismo mayordomo que Lila había transferido para que cuidara de ella y de Travis durante su primer año de matrimonio. Él hizo una reverencia educada, pero sus ojos se abrieron de par en par al posarse sobre ella—. Señora —pronunció con un tono entrecortado y
