Eran las 5 de la tarde e Isabella estaba sentada en un restaurante, escuchando a la muñeca parlanchina que tenía enfrente, es decir, a Anastasia, su mejor amiga, con quien se habia reunido y quien estaba haciendo todo un drama de la vida de Isabella.
—No puedo creerlo, ¿Cómo pudiste simplemente desaparecer sin decirme nada, a mí, tu mejor amiga? Ni siquiera te pareció adecuado despedirte de mí —reprochó Anastasia, como lo había estado haciendo durante la última hora.
El día después de regresar a Inglaterra, Isabella había recibido una llamada de Anastasia, quien había escuchado la noticia por Leonardo, decir que Anastasia estaba enfadada era quedarse corta, porque Isabella casi había perdido el oído en el momento en que contestó la llamada.
Afortunadamente, había encontrado una forma d
