Al día siguiente, a Valery no le hizo ninguna gracia enterarse de que tenía otra cita con el Doctor Bailey. —¡Estoy perfectamente bien, mami! —se quejó mientras Grace lo preparaba para el día —¿Por qué todavía tengo que ir? —Porque, si no lo haces, te va a doler muchísimo el estómago —respondió Owen mientras entraba en la sala de estar, dándole un beso en la mejilla a Isabella mientras lo hacía—. ¿Verdad, querida? Ella asintió. —Así es. —Pero ya estoy sana —protestó Valery, poniendo un puchero mientras miraba a su madre con los ojos más adorables de cachorro—. Por favor, mami, saltémonos esta cita. —No puede ser, Valery —dijo Isabella, negando con la cabeza mientras se inclinaba a su altura, despidiendo a Grace con un gesto mientras tomaba la tarea de ajustar su suéter—. Sé que odias

