Treinta minutos de explicar lo que había ocurrido en una semana, omitiendo las partes que sabía que irritarían mucho a Owen, como mencionar a Jamil, dejaron a Isabella frente a un Owen visiblemente preocupado. —Me voy una semana y te vuelves completamente imprudente —resopló, sacudiendo la cabeza con desaprobación por todas las locuras que ella había hecho. —¿Imprudente? —repitió Isabella con una sonrisa, encontrando gracioso lo mucho que él se preocupaba por ella—. Si torcerme un tobillo después de caerme por unas escaleras es imprudencia, entonces estoy completamente a favor. —Isabella… —La manera en que pronunció su nombre la hizo sonreír aún más, tanto, que estuvo tentada de rodearlo con sus brazos, pero él se le adelantó. Su abrazo era cálido, y el olor de su colonia, dulce y espe

