Las palabras de Arvan se repetían en la mente de Jena como un disco rayado mientras su boca literalmente quedó abierta de sorpresa y confusión a la vez. ¿Cómo… cuándo se volvió todo en su contra de esta manera? —Señor Richardson, ¿qué… qué está diciendo? — rió a medias, dando un paso hacia el hombre en cuestión. Para su sorpresa, Arvan dio un paso atrás, evitándola como si fuera una enfermedad, aquel gesto la ofendió, pero no era lo más importante en ese momento. —Señor Richardson, creo que lo tiene todo mal, las personas que causaron este problema son ellos —insistió, señalando con un dedo acusador en dirección a Isabella. A pesar de la acusación que le lanzaban, el rostro de Isabella permaneció neutral y elegante, pues no pensaba refutar ni rebajarse al nivel de Jena, mucho menos fr