Junto con los escalofríos involuntarios que recorrían su espalda debido a la cercana presencia de Travis, Isabella sintió cómo su corazón se aceleraba al escuchar la mención de su hija. Con los ojos bien abiertos, apenas logrando contenerse para no entrar en pánico y terminar arremetiendo contra Travis de manera desagradable, se calmó y, con una rapidez eficiente, empujó al hombre que tenía frente a ella. —No importa quién seas, Travis, esto es solo un ejemplo de que estás yendo demasiado lejos —le advirtió— Quienquiera que fuera ese hombre no tiene nada que ver contigo, es asunto mío, y si fuera tú, dejaría de entrometerme, es lo que haría un desconocido — Isabella puso un gran énfasis en la palabra “desconocido”. Sin darse cuenta, Travis se estremeció, abrió la boca, con la intención