Adam alzó una ceja, pero no se atrevió a hacer la pregunta que yo sabía que quería saber. «¿Alguna vez será segura para que mi niña la monte?»
Pippa habló sobre sus amigas, su voluntariado en la biblioteca, nuestros viajes para visitar a Julie y Emily, a Polkadot, a Linda Hastings, y la manera en que la gente del pueblo era hermética para formar una burbuja protectora contra los medios acosadores externos. Era un apoyo. Era un sentido de pertenencia. Era todo lo que había estado tratando de darle desde el día en que había armado El Plan.
Era una pena que no hubiera lugar en ese plan para mí...
Lavamos los platos, y luego Adam arrastró a Pippa a su ducha nocturna y una historia para acostarse. La primera sonrisa que había tenido en semanas jugó en mis labios mientras pensaba en Eva Jacks
