Capítulo 45 Harvey me llevó hasta el borde del río. Adam estaba sentado al borde del agua, sin duda esperando que me sentara a su lado. Se veía tan guapo, tan alto y viril, la clase de hombre que encontrarías en una novela romántica, pensativo, considerado, y oh tan atormentado por el corazón. Mi cuerpo pedía arrojarme a sus brazos y confesar que había roto mi promesa de hacer que Pippa esperara hasta que se estableciera para comprar un caballo, pero ese viejo sentido de autopreservación, el corazón que había sido roto por Gregory, por mi madre, e incluso, maldita sea, mi padre cuando me había abandonado a lidiar con mi madre, todos carcomían mis entrañas y susurraban precaución. Le dije a Harvey que se desvaneciera entre los árboles de eucalipto y observé a mi hermoso empleador hasta qu