Capítulo 46 Quería decirle a Adam la verdad, pero Pippa sabía, así como yo, que su padre se enojaría por haber traído a casa un caballo sin discutirlo con él. No podía mentirle. Simplemente no podía. Así que entregué el teléfono a Pippa para dejar que ella le diera la noticia. Sólo que no lo hizo. Pippa, al parecer, había aprendido el arte de ofuscar la verdad de su madre, y por una vez en mi vida me alegré que Pippa sacó algo de Eva Jackson. Me encogí cuando Pippa me tendió el teléfono. —Por favor, no le digas nada —dijo con solo con los labios. Mi voz gorjeó cuando le dije —¿Hola? —Buenas noches, señorita Rosamond —la voz de Adam sonaba cálida, y maravillosa, y tan cansada y cariñosa—. ¿Y qué han estado haciendo tú y mi elfa frenética todo el día para que suene tan emocionada? —Hem