Estuve un poco preocupada por Camila, pero no volvió a sentirse mal después de haber tomado un poco de agua con bicarbonato, por lo que tranquilamente me fui a almorzar con Lorena, quien no perdía la oportunidad de mirar mi anillo.
Pasamos una tarde agradable juntas y hablamos mucho de la fundación a la que estoy yendo a hacer mi servicio comunitario, logrando planear un desayuno especial para la siguiente semana, lo que me emociona mucho, ya que a los niños eso los hace muy felices.
A la vuelta en la floristería, me encuentro a Juan y Camila serios, como si hubieran discutido, lo que me hace voltear los ojos, porque ese par parece que nunca va a lograr llevarse bien del todo. No les presto atención, así que todos nos ponemos a trabajar y finalizar así este día de trabajo, ya que mañana
