El silencio es el sol de los frutos del alma, no podemos tener una idea exacta del que jamás se calla. ~Maurice Maeterelinck ■■■■■■■ Durante los dos días siguientes no miré de nuevo a Alexander, se había esfumado como un hermoso sueño al despertar, no dijo a donde iba o cuando volvería, y al parecer nadie planeaba decirme algo al respecto. No conforme con eso todos estaban de un humor extraño, parecían mal humorados, se habían vuelto tan inestables como dinamita, así que yo tenía que parecer un fantasma, pues si se enojaban conmigo o por mi culpa, todo iba a terminar en una sola cosa, yo desangrada, me dejarían tan seca como una pasa rancia. Había un grupo, Otto dijo que por nada del mundo me acercara a ellos, eran dos hombres y una mujer, siempre parecían ansiosos y eran insolentes ha