Después de un rato Kimberly se había calmado, ambos habíamos encontrado un tema de conversación que nos permitió relajar la tensión del ambiente. - Estuve pensando nuevas ideas para la cadena de hotel, y me encantaría saber si tienes alguna sugerencia o idea. –digo intentando - No tengo idea de nada de eso, deberías buscar la opinión de alguien más experimentado. - Quiero la tuya, no necesitas de estudios o un título para darme alguna sugerencia, a lo que realmente quiero llegar es que no quiero que te cohíbas a la hora expresarte, lo piensas es importante para mí. - ¿A qué se debe todo esto? -dice con evidente confusión. - En unas semanas serás mi esposa Kimberly, y necesito que te sientas en total confianza de preguntarme y decirme lo que se