Luego de que la musa Calíope les diera una extraña bienvenida, el silencio se apoderó de la sala por unos segundos; luego algunos de estos rieron y se miraron entre sí.
—Que buen chiste, pero yo me largo— dice un chico de cabello color ¿Vino? —Me voy a Italia. Mi verdadero hogar— termina diciendo, intentando imitar en forma de burla a la musa que les dio la bienvenida. Cuando éste chico dijo esto, una de las musas comenzó a reír; pero Calíope se acercó al chico y dijo: —Tú eres... Said, por el color de tu cabello, tus ojos que hacen referencia a una pantera y ese aliento a vino, creo saber de quien eres hijo; sin embargo, no te lo puedo decir hasta que ustedes lo averigüen por si solos— Calíope dice esto último y las otras musas les entregan un cuaderno a cada uno de los jóvenes, era un cuaderno dorado; las musas les dicen que está encantado y que cada libro es el comienzo de sus historias.
— ¿El Olimpo? Yo no les creo una mierda, ¡quiero que me regresen mi arma y me devuelvan a mi casa!— Dice una chica bastante alterada y muy cerca del rostro de Calíope. —No sé qué tipo de red de prostitución es ésta, o si es una maldita broma y la están transmitiendo en vivo por televisión, ¡Pero quiero mi maldita arma y largarme de una puta vez!— termina diciendo.
Las musas no le responden, ellas solo mantienen la calma y se elevan hacia arriba. Otra de las musas habla y les explica todo:
—Ustedes son semidioses, hijos e hijas de los doce dioses olímpicos y de los demás dioses variables; sus guardianes de pequeños les contaron la historia de como Zeus ganó la titanomaquía y justo por eso están todos aquí—. Ésta hace una pausa y muestra el mapa de la tierra en el suelo —Los dioses bajaron a la tierra y los engendraron en cada país diferente, dándoles un don característico a cada uno.
Otra musa se eleva y termina de contar: —Cada don nos ayudará en la pelea contra los tres Titanes que amenazan el universo, pelea que será en un año según cuenta la profecía. Averigüen quiénes son cada uno de ustedes y sus dones aparecerán, buena suerte—. La musa al terminar de hablar desaparece en la luz junto con sus otras hermanas, dejando así a la vista el bello Olimpo.
—Les juro que no volveré a consumir ninguna droga más, esto ya no me está gustando...— expresa Said; el chico con mirada de pantera y aliento a vino.
—¡Silencio pantera!— le contesta York en tono de burla, York es un chico bastante apuesto de piel canela y cabello oscuro. Todos sueltan una risita, ya que recordaron que la musa le dijo que tenía mirada parecida a dicho animal.
En el libro había un mapa donde les guiaba el camino a sus dormitorios y todos los más bellos lugares del Olimpo.
Al llegar a los dormitorios, Isis se percata que todos sus compañeros si se podían distinguir por un don característico; pero no se daban cuenta. Isis estaba muy callada, arregló su dormitorio y se sentó a leer el libro que las musas le habían dado.
—Tengo una pregunta... si supuestamente todos somos de países diferentes ¿Cómo nos entendemos? Si son idiomas diferentes— pregunta una chica muy hermosa, su cabello pareciera de oro, sus ojos verdes como el pasto y labios rosados. Su nombre es Ingrid.
—Aquí en el libro dice que es porque todos somos familia, por lo cual hablamos en realidad griego, aunque no lo notemos— responde Isis, aclarando la duda de Ingrid.
—Oye, ¿Cuál es tu nombre?— pregunta Ingrid.
—Isis— responde.
—Mucho gusto, yo soy Ingrid— extiende su mano hacia Isis, con una sonrisa amable en el rostro.
—Yo he leído mucho sobre Dioses y tú me recuerdas a una muy famosa— Le dice Isis a Ingrid.
—¿Afrodita?— pregunta Ingrid —Sí, me lo han dicho mucho donde vivo en Ucrania— se responde a sí misma.
—Ashshsh... ¿Podrían callarse? Intento hacer lo que nunca hice en mi vida, leer— Habla Ada, la chica que se alteró anteriormente en el salón. —Saben, yo no soy de aquí, yo sirvo para estar allá abajo en la tierra peleando por mi país; Estados Unidos.
Isis ya podría ver quién era la madre de Ada; Atenea, Diosa de la guerra y la hija favorita de Zeus.
Luego de unas horas que Isis leía el libro, se percató que había páginas en blanco y arriba de las páginas decían su nombre. Isis les pregunta a las demás chicas y estas le dicen que ellas también tienen páginas en blanco con sus propios nombres arriba. Todas se extrañan y antes de decir otra palabra entra una musa, Talía. Talía entra alegre y campante, se sienta en el suelo y dice: —Ay que caras más serias, a ver qué tal si hago esto...—, se transformó en el cuerpo de su hermana Clío y empezó a imitarla de manera burlona. Las chicas no entendían mucho los chistes de Talía; sin embargo, se reían ya que de alguna manera les causaba gracia. Al finalizar les dice que se dirijan al salón de baile, el cual habían preparado como bienvenida para todos ellos. También les dijo que vistieran formalmente y que en los armarios habían vestidos para ellas.
Las chicas hicieron lo que la musa de la comedia ordenó. Llegaron al baile y lo primero que Isis vió fueron las grandes estatuas de los dioses que habían en cada parte del salón. Ella sintió una fuerte conexión con la estatua del Dios Zeus; sin embargo no le prestó mucha atención porque también miró a sus compañeros y pudo ver como todos sentían una muy fuerte conexión con cada una de estas estatuas. Ella intentó acercarse suavemente a la estatua de Zeus y cuando estaba a centímetros de tocarla, unas pequeñas luces invadieron el salón formando un gran banquete en el medio del salón y llamando la atención de todos.