Mariana — Tu cuarto es muy bonito – le comento y él vuelve a sonreír — Gracias – contesta aun con la sonrisa de lado, camino hasta la cama y me siento, es suave y cómoda, como me la imagine, él se queda parado frente a mí — ¿Tuviste mucho trabajo? – le pregunto para romper el silencio — Sí, he estado ocupado todo el día – me contesta y se cruza de brazos, hago cirulos con mis pies, me mira divertido, creo que son las pantuflas de conejo las que le causan tanta gracia, sí, estaba tan ansiosa por verlo que me olvide de quitármelas — Parezco tonta, lo sé, pero son cómodas – le digo defendiendo mis pantuflas preferidas, vuelve a sonreír y se sienta a mi lado, me mira y me acaricia la mejilla Me acerco a él y lo tomo de la nuca, acerco mis labios a los suyos y lo beso, había extrañado tod