León — Te amo León, te amo– dice aun en mi boca, sus palabras retumban en mis oídos, me ama, ella me ama — Yo te amo a ti – le digo sinceramente, al diablo mi lucidez, ella me mira atónita — ¿De verdad? – me pregunta esperanzada — Si Mariana, no sé cómo, no sé cuándo, yo solo te amo –digo y ella sonríe, haciendo que todo valga la pena, se pega a mí nuevamente y ahora ella me besa, le correspondo inmediatamente, sonríe en mis labios, pego mi frente a la suya y puedo ver un destellante brillo en sus hermosos ojos — ¿Qué pasa? – pregunta mirándome fijamente — Mariana eres una niña – le digo con agobio, ella frunce el ceño y se separa de mí — ¡No soy una niña! – contesta molesta, me acerco a ella, creo que ya no puedo estar separado de su hermoso cuerpo — Si lo eres, yo no debería –