POV: Chelsea. El dolor no cesa a pesar de los medicamentos que me suministraron antes de salir. Se me dificulta demasiado moverme con normalidad y ante cualquier mínima sacudida, el dolor se vuelve insoportable. El viaje hasta el hangar me rinde demasiado solo por eso y la mayor parte del trayecto, me la paso aguantando los jadeos para que Dmitriev no me preste atención. No obstante, cuando el auto hace un giro imprevisto y rápido, que me muevo por inercia hacia un lado, no puedo evitar el gemido que dejo salir. Dmitriev se gira al instante y abre mucho los ojos, al darse cuenta de lo que sucede. —¡Joder! No me di cuenta de esto —exclama, mientras hace amago de moverse hacia el asiento del frente—. Si te acuestas, ¿te dolerá menos? Su preocupación me deja en shock por unos segundos