Mi miércoles comienza demasiado temprano. Después de semejante noche, no fue posible que pegara ojo por más de una hora consecutiva. Dormí a ratos, así que mi humor, definitivamente, no era del bueno. A pesar de que estaba bastante extasiada, teniendo en cuenta que mi sexualidad se había incrementado en un…¿200%? Aún así, no acababa de sentirme tranquila.
Mi cabeza estaba hecha un manojo de dudas, algunas de las cuales se perdían entre las sensaciones cuando el diablo de Las Vegas hacía su aparición, tanto física como no. Y los pocos momentos alejada de su presencia, resultaban muy poco productivos, porque me perdía en los puntos menos importantes. Dígase, el grandioso y esplendoroso sexo, o sus diversas variantes, la mayoría de las veces.
Ahora, mientras dejo mi bolso otra vez sobre m
