POV: Chelsea. La adrenalina que corre por mis venas me hace temblar. No sé si por las expectativas, por los nervios o por la rabia que estoy sintiendo y que busco apaciguar. Demian está de espaldas a mí y su ancho cuerpo se ve tan robusto, tan impenetrable, que siento como si mis intenciones de castigarlo fueran insignificantes. No obstante, el picor en mi mano mientras sostengo el látigo, es la muestra de que deseo, necesito, hacer esto. Respiro profundo para infundirme fuerzas, levanto la mano que sostiene el instrumento y sin pensarlo un segundo más, lo dejo caer sobre la piel blanca de su espalda; Demian se retuerce al instante. El sonido agudo del azote retumba en mis oídos y el cosquilleo que me recorre es suficiente para hacerme comprender que no me sentí como lo esperaba. Me se