Cierro los ojos y trato de encontrar la concentración que necesito ahora mismo. Saberlo a él ahí, frente a mí, mirando todo lo que hago, me pone nerviosa. Y no es por lo que estoy haciendo, sino porque tiene toda la razón. El muy cabrón sabe que no quedaré conforme después de haberlo tenido dentro y de lo caliente que estoy por su culpa. El vibrador en mi mano se queda pequeño para lo que necesito. El antifaz sigue cubriendo mis ojos y si al menos pudiera quitármelo, lo miraría directamente y le demostraría todo lo que pasa por mi cabeza sin decir una palabra. «Aunque…». Sonrío cuando una loca idea pasa por mi cabeza. Y mientras más lo pienso, me doy cuenta que es lo que necesito para ponerlo en su lugar. Hago una recopilación de las fantasías que he tenido últimamente y decido llevar