Alice “Él estará bien” fue la frase de Tom al despedirse y también la frase rondando por mi cabeza durante toda la noche. La vergüenza se ha desvanecido ante la preocupación de saber sobre su estado de salud. Después de todo, gracias a él estoy bien y no entré en cuadro crítico de pánico. Trago saliva al llegar a la dirección que me entregó Tom por la noche, la dirección de su casa. Bajo rápidamente del auto y antes tocar el timbre una ráfaga de duda llega a mí. Quizá este vestido rojo es demasiado llamativo o muy insinuante para visitarlo o simplemente no debí venir por ningún motivo. Respiro profundo y con lo poco de valor recorriéndome, toco el timbre. La señora de servicio me abre la puerta rápidamente mientras le regalo una nerviosa sonrisa. — Señorita Alice, el Joven Tom me in

