—Pero, Leo, eso es muy arriesgado, ¿y si las cosas no salen como las planeas? Irás a la cárcel —mi madre me agarró por los brazos y me vio con pura preocupación maternal.
Me acerqué y le deposité un beso en su frente.
Después de que mi madre me echó un regaño tremendo sin razón aparente, yo me senté a su lado y me dispuse a contarle, detalle por detalle, lo que había pasado y lo que tenía planeado hacer.
Quizá estaba arriesgándome muchísimo de manera legal con aquel contrato, pero era por una buena causa. Iba a sacar a MAXCO del mercado por sus ilegalidades, estaba harto de ser manipulado con la muerte de mi padre y de obedecer ciegamente a un hombre que era un obsesivo ambicioso al dinero y al poder.
Debido a mi puesto como socio de esa empresa, por haber sido el hijo del dueño que
