Por fin había llegado el día de San Valentín. Daniel estaba de los nervios y pasar el día ayudándole con la limpieza de su hogar y preparando la cena de aquella noche, también me estaba poniendo de los nervios a mí. No quise preparar nada para aquel día con Leo, ya que sabía por mi cuñado, que él me estaba preparando una sorpresa, sorpresa de la que no descubrí nada. Cuando terminamos con los preparativos, Daniel me acompañó de vuelta a casa. Al llegar allí, vi que Leo estaba en casa. Aquello me sorprendió, ya que a aquellas horas debería estar trabajando. —¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar trabajando? —lo miré con duda. —Hoy es un día especial, ¿de verdad creías que iba a olvidarlo y que iba a estar trabajando hasta tan tarde? —llevó sus manos a mi cintura para acercarm
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