Las horas se hacían eternas y el camino cada vez más largo para los viajeros que regresaban a Amatista, no sabían lo que se iban a encontrar allí, pero en sus corazones estaba la valentía para continuar cada paso. Con cada segundo que pasaba y cada metro que recorrían sabían que les faltaba menos, que estaban más cerca de su objetivo y con la certeza de que se enfrentarían a lo que fuera. Rain recordaba perfectamente los monstruos de oscuridad que habían enfrentado al salir del valle, nunca en su vida habían visto algo igual, ni parecido, es más, ni siquiera se lo hubieran podido imaginar. Eran solo oscuridad y masa gelatinosa que por más que pelearan y cortaran siempre volvía a crecer, era asqueroso ver esa rara masa llena de baba y pegajosa, daba náuseas, pero a la hora de golpearlos e