Esteban Vuelvo a casa mientras Nina duerme. Ella se siente segura en el hospital, pero yo no puedo pegar un ojo. Este día iba demasiado bien y terminó muy mal. Por mi culpa, uno de mis mejores amigos casi muere. Por mi culpa, estuvieron a punto de dispararle a la mujer de mi vida. Por mi culpa, Eugenia casi pierde a su bebé y por mi culpa esta casa ya no va a ser la misma. Mis padres están tomando café, sentados en la cocina, y me sorprende verlos despiertos y en mi hogar. Ya son casi las dos de la madrugada. El suelo quedó limpio, no hay rastro de lo que sucedió y eso me alivia un poco, pero los recuerdos no paran de aparecer en mi mente. Mi papá me sirve una taza de café y le sonrío en agradecimiento. —Hijo, dejá de culparte —dice mi mamá. La miro como si me estuviera leyendo l