27

1431 Palabras

—¡Buenas nocheees! —gritan las chicas mientras entran a casa con varias cervezas, helado y comida chatarra. Perfecto, justo lo que necesitaba. Me abrazan y me dan besos a medida que pasan, saludan a mis padres que están en la sala y se van directo a mi habitación. Definitivamente, son mis hermanas perdidas. —¡Tenemos que festejar tu libertad! —exclama Euge—. No naciste para ser sirvienta de nadie, y menos de esos millonarios asquerosos. Hago una mueca y suspiro mientras voy tirando almohadones en el piso para sentarnos. Aún llevo puesto el pijama y creo que estoy demacrada. Lila me mira con seriedad y se sienta junto a mí. —Si Esteban no te llama en… —Mira su reloj—. En tres horas, ya sabés lo que tenés que hacer —dice. —¿Qué tengo que hacer? —interrogo. —Bloquearlo —responden

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR