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1782 Palabras

Bajo del avión, Euge y James me están esperando y los abrazo con fuerza, bueno, solo a él. A ella se le está comenzando a notar su pancita, teniendo en cuenta que era bastante delgada, es un cambio notable. —¡Estás gorda! —exclama. La miro con los ojos entrecerrados. —No hablemos mucho. —Bueno, pero lo mío es un bebé… ¿No me digas que vos también? —¡No! —contesto rápidamente. Aunque ese “no” se transforma en un “tal vez” después de una semana. —Hija, ¿estás bien? —me pregunta mamá tocando la puerta del baño. Hace media hora que estoy abrazada al inodoro, vomitando absolutamente todo. —Sí, ma —digo poniéndome de pie y yendo a cepillarme los dientes. Me veo al espejo. Estoy pálida, hace días que no como bien, y ni hablar de lo horrible que me veo. Hago una arcada y bufo, no

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