Capítulo #1

1380 Palabras
POV. DYLAN BROWN Bajé las escaleras corriendo mientras lanzaba mi saco a mi espalda, pasé por la sala y le quité una manzana a mi hermana a punto de comérsela. —Oye —reclamó. —Hijo —gritó mi madre, sabía que me iba a regañar, por lo que la ignoré. —Nos vemos —exclamé alejándome. Caminé hasta mi auto mientras me ponía el saco, mi chofer me abrió la puerta y subí. —Buen día señor —saludó mirándome por el retrovisor. —Buen día —le respondí concentrado en arreglar mi reloj. —. Los lunes no cambian —mascullé dándole una mordida a la manzana. —Y su odio tampoco —comentó mi chófer. —Todos adiamos los lunes —aclaré. Él no dijo nada, sólo sonrió negando con la cabeza, en el transcurro del camino me empecé a poner al día con lo último que me envió mi asistente antes de renunciar, era la segunda asistente que tenía, que renunciaba por que se iba a casar. Irónico. Bajé del auto desabotonando mi saco, le doy una rápida mirada a mi chófer y avanzo hacia el edificio para entrar. Me detuve abruptamente para contestar una llamada pero terminé chocando contra alguien. —Ya llegué querida —dije volteando a ver de quien se trataba. Tenía a una pelinegra de espaldas frente a mí mirando el suelo, busqué con la mirada lo que vía y vi su café regado en el suelo. Volteó a mirarme en un movimiento inesperado, sus ojos almendrados se clavaron en los míos, pero no dijo nada, juntó sus pequeños labios en una linea y siguió mirándome. —Lo siento —me disculpé. Colgué y guardé mi celular. —No pasa nada —meneó la cabeza. —.No me manché, parecía que ibas a entrar ahí, ¿es la empresa Browun? Asentí sin dejar de ver sus ojos, parecían de un color café oscuro, su nariz era pequeña y perfilada. —Vale —dijo, y me pasó por el lado para ir hacia el edificio. Me apresuré en alcanzarla y nos adentramos juntos al edificio. —Puedo pagarte el café —comenté. —No es necesario —me dijo con una sonrisa. —Te debo una, te invitaré a un café cuando nos volvamos a ver —le sonreí y me dirigí hacia el ascensor. Ella no parecía venir a la misma dirección que yo, por lo que me apresuré en irme, pulsé el botón del tercer piso y esperé a llegar. Cuando llegué al tercer piso, miré mi reloj, aún tenía cinco minutos antes de empezar la reunión. Entré a mi oficina y por si fuera poco lo mal que empezaba el día, ahí estaba mi prometida. —Hola cariño —saludó dando vueltas sobre mi asiento. —. Tenemos que hablar. —Tengo una reunión importante, tendrás que esperar —dije cerrando la puerta detrás de mí. —Dylan... —Es en serio, Charlotte —dije disgustado avanzando hacia mi escritorio. DÍAS ANTES POV: LUNA JONES Era una noche más, una noche más en el que permanecía con la vista fija en la ventana, esperando desesperada que me llegara mi padre, si no tenía dinero se quejaba, si tenía lo gastaba en bebidas y me daba problemas, serios problemas, no sabía como definir lo que era vivir con él, pero tenía que aguantarlo, no tenía a nadie más en éste mundo, ni siquiera conocía a mi madre. Hace tres meses me despidieron de mi trabajo, había estado teniendo muchas faltas por la universidad, y terminé perdiendo a ambos, ya no podía seguir con la universidad y seguía sin trabajo, no era un gran trabajo pero algo era, trabajaba en una pequeña cafetería de un señor del pueblo, a quién le temía ya que decían que le gustaban las jovencitas, trabajaba con cierto temor en aquel lugar, donde me pagaban tan sólo diez dolares por horas, una miserable literalmente. —¡Abre la maldita puerta! Sobresalté al escuchar sus gritos, me había perdido completamente en mis pensamientos que olvidé que lo estaba esperando. —¡Ya voy! —grité bajando del sofá, y corrí a abrir la puerta. Enojarlo no era una opción, era un castigo literalmente. Su semblante era igual de siempre al tomar, frío, arrogante y de muy mal humor, me miró tan mal que sentí miedo. —Quítate —me apartó de la puerta y se adentró a la pequeña vivienda. —. Tengo rato tocando, ¿qué estás sorda o qué? —soltó molesto. Cerré la puerta y regresé a la mini sala. —¿Qué hay de comer? —preguntó tumbándose en el sofá, seguía con una botella de cerveza en la mano. —Nada —contesté disgustada. —¿Cómo que nada? ¿¡No hiciste nada de comer!? —¿Con qué? ¡Te llevaste todo para beber! —grité. —¡No me hables así escuincla! —gritó lanzando la botella contra la pared. —Inmediatamente que cobras algo de dinero te vas a beber y esperas a que haya algo de comer —le reproché. —Pues trabaja también —escupió con frialdad. —¿No que querías que estudiara? —hice comillas con los dedos. Lo miré asqueada y entré a mi habitación encerrándome con seguro. —¡Ven aquí Luna! Y eso que prometió que me ayudaría a volver a la universidad, sólo mintió, como siempre, yo no le importaba, había días en las que se portaba bien conmigo y otras en las que se ponía como loco, ni hablar si intentaba hablar de familia, detestaba tan sólo que lo mencionara. Al día siguiente desperté muy temprano, no quería encontrármelo, quería poder salir y llegar a verlo ya cuando volviera a casa. Le preparé un simple café y me fui, después de todo, era el único que tenía, si he podido llegar a los veintitrés es porque desde pequeña me cuidó, supongo. Desde lejos pude ver a mi amiga sentada en una banca en el parque, apresuré mi caminar para llegar hasta ella.la saludé con un beso en la mejilla y pasé a sentarme a su lado, estudiábamos juntas en la universidad, pero ya con lo que pasó, sólo nos vemos de vez en cuando. —¿Cómo vas? —me preguntó mirándome apenada. —Pues ahí —contesté jugando con mis dedos. —. Ni bien ni mal, mi padre cada día está peor, lo mejor será buscarme otro trabajo, pero no es tan fácil. —¿Y si hablas con Tedy? Él tiene buenas relaciones y eso —propuso. —Emma, sabes que ni loca haría eso, después de que me ofreció dinero para acostarme con él —aclaré. —Pero te ofreció disculpas, y están en buenos términos —insistió. Negué con la cabeza y eché mi pelo hacia atrás frustrada. —Eso no cambia nada, lo conoces. Y sabes lo que pasó entre nosotros. —¿Y qué hacemos? No te puedes quedar así, y por lo que veo tu padre no ayuda —dijo frustrada. Apoyé mi brazo al borde de la banca y me puse a pensar, tenía que hacer algo por mi vida, si no, no sabría donde iba a terminar. —¿Y si hablo con uno de mis maestros? Me podrían ayudar a conseguir un trabajo aunque sea de secretaria, ¿no crees? —dije esperanzada. Ella me miró sonriendo y asintió varias veces emocionada. —Sí, es muy buena idea, además podrías investigar tú y que ellos den referencias de ti, yo si consigo algo te digo. —Quiero un buen trabajo, es feo estudiar y que te toqué trabajar de mesera o algo peor —confesé. No era interesada, pero ¿a quién no le dolía algo así? Necesitaba algo productivo en mi vida. Sentí su mano sobre mi hombro y le sonreí, era la única amiga que tenía, al menos la única que me acompañaba en mi miserable vida. —¿Le has sacado algo a tu padre sobre tu familia? Negué desanimada. —¿Te imaginas que fueras la hija de una riquilla? Y que pronto de contigo y que tu vida cambie radicalmente —hace un gesto con las manos. —Soñar no cuesta nada —suspiré.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR