Tomados de la mano nos encaminamos hacia la casa sin prisa alguna, nunca esperé tener un momento tan íntimo, tan real y tan deseado de ser infinito. Me considero una persona fuerte, pero debo decir que temo por esto, sé que la estoy engañando pero yo espero que ella pueda llegar a entenderme y quizás perdonarme. —En ocasiones piensas mucho, y si no estás pensando mucho, me estás haciendo reír —murmura, rompiendo el cómodo silencio que había. —La mente es el peor enemigo linda, contigo puedo entretenerme sin tener que hablar, siempre estás en mi mente —aseguro apretando su mano. Ella suelta una risita y se pega más a mí. —Eso es bueno ¿no? —Peligroso para mí, pero me lo merezco —suspiro hondo mirando al frente. Me siento perdido en mundo donde no hay salida y mi destino es la miser