Fue difícil que se llegara a un acuerdo, al menos al inicio, todos querían opinar acerca de lo que podía hacer para revertir esta decisión mía, ¿por qué me querían dar esperanzas vanas? Nadie quiso hacerse cargo del puesto que el Rey había dejado libre, y al decir nadie, me refería la única que podía tomar el poder después de mí, mi hermana.
Valeria argumentaba fielmente que esto traería problemas a la larga pues actualmente era la reina de la manada vecina, buen argumento, pero la conocía como la palma de mi mano; ella tenía miedo a los recuerdos, cada pisada, cada papel, cada centímetro de este lugar, nos recordaba a nuestro padre.
Era una perdida reciente para vociferar que ya habíamos pasado el trago amargo, y yo aquí sin siquiera poder consolarla porque cada vez que se intenta, me
