De alguna u otra manera, Valeria había vuelto a dormirse cosa que le hizo creer había tenido no más que una pesadilla, aún tenía esos punzones en el corazón, pero los besos de Adrián al despertar era una buena medicina; su esposo trato de fingir que había pasado el resto de la madrugada con ella.
— No trates de engañarme. — Le advirtió. — Sé que estuviste trabajando a pesar de mis consejos. — Adrián sonrió cabizbajo.
— Como es que sabes todas. — No era una pregunta, pero sonaba como a una. La atacó a besos estando aun en cama ambos, Valeria reía porque la situación en sí era muy agradable. — ¿Será que nunca estuviste durmiendo? — Valeria dejó de sonreír.
— ¿Sabes? — Acarició su cabello, ella estaba debajo de él. — Tenga la sensación de haber despertado en medio de la noche,
