León pasó otras tres semanas más en la cabaña del tío Becker antes de que Bethany y Lluvia le hiciera un anunció importante. —Dado que has mejorado tanto —comenzó Lluvia—, hemos pensado que ya es conveniente que puedas salir de aquí en integrarte a la sociedad. —¿Cómo? ¿Trabajaré en otro lugar? —preguntó —¡Es correcto! —Lluvia dio una palmada y se bajó de la mesa improvisada del jardín, un gran troco de madera que fue cortado hacía muchos, muchos años. —¿Dónde? León se sentía algo emocionado. En un principio cuando le dijeron que tarde o temprano tendría que trabajar, lo sentía como una obligación, quizá un deber a modo de retribución para las chicas, que lo había alimentado y además, que le habían enseñado tanto del mundo. Pero ahora, la situación era totalmente diferente, puesto