◾Otra vez la burra al trigo◾ Pagaría millones por ver esa cara de asombro todos los días. Qiang fue llevado a su nueva oficina, era una oficina normal, un escritorio normal, algunos archiveros y dos sofás con una mesa de centro, nada fuera de lo común, odiaba las oficinas se sentía estresado, y enjaulado, “¿Por qué hago esto?” pensó Qiang, cuestionándose así mismo. Como fuera, haría bien su trabajo, era un hombre inteligente y se adaptaba bien a cualquier entorno, por eso era tan bueno en lo que hacía, tan preciso y certero, esto sería pan comido para él. El asistente del director de ventas pasado le mostró todos los procedimientos y los pendientes, Qiang ponía suma atención y entendía todo al pie de la letra. —Oh miré, es la hora de comer, ¿Quiere que le pida algo? o ¿Saldrá a comer?—