Juegos Prohibidos 2

Capítulo 3 - Parte 1.

Un mes y medio después…

Nathaniel.

Entro sin avisar en su oficina y cierro la puerta tras de mi con seguro, no quiero que nadie nos moleste, porque aunque estuve negándolo una y mil veces he esperado este momento desde el maldito día en que me entere de cual era su juego, he querido saber de que se trata, porque decidió apostar en contra nuestra incluso cuando le ofrecimos todo, incluso cuando yo he decidido abrirme y entregarle por completo mi corazón, cosa que no pensé que pudiera hacer jamás

Cuando ella levanta la vista de su laptop, y me mira fijamente, yo meto la mato derecha en el bolsillo y acaricio ligeramente el anillo de compromiso que aun guardo desde el día en que lo compre, no se si para ella, o para alguien más, aunque para ser sincero, después del fiasco que fue Alessandra, yo ya no tengo ganas de dejar entrar a nadie mas en mi vida

-¿Puedo ayudarte en algo?- Me pregunta levantando ligeramente la ceja derecha

-Necesito la verdad- Espeto con seguridad

-¿De qué hablas?

-Tu sabes perfectamente de lo que hablo, no somos niños, Alessandra, no tires la piedra y escondas la mano

-¿Es eso realmente lo que crees que he estado haciendo todo este tiempo?- Ella se pone en pie, frustrada y tal parece que cansada también, lleva un par de bolsas oscuras bajo sus ojos que delatan lo poco que probablemente ha dormido en los últimos días. Bueno, por lo menos compartimos algo más que recuerdos desagradables

-¿No es así?- Evado su pregunta con otro cuestionamiento

-Pensé que después de todo este tiempo lo habrías visto, ¡Por supuesto que no es así!

-¿Ver que?

-Ahora eres tu el que se comporta como un niñato

-¿Qué es lo que no he visto, Alessandra?

Ella respira con pesadez, lo se por la forma en la que su pecho se ha expandido apretando su camisa azul cielo contra los mismos

-Que me he odiado cada día desde que decidí aceptar ese acuerdo con mi padre, que no he dejado de lamentarme un solo instante desde entonces, que te extraño y que perdí lo único importante en mi vida

-Tu padre te perdonara, eso es lo que se supone que hacen los padres- Aseguro aun cuando no tengo ni idea de lo que estoy hablando, después de todo yo nunca tuve un padre, por lo menos no uno presente, o siquiera medianamente normal

-Yo no estaba hablando de mi padre- Ella suaviza su voz, y tal parece que va a ponerse a llorar- Hablaba de ti

-Si entiendes que me cuesta creerte, ¿Cierto? Y que esto parece uno mas de tu repertorio de engaños

-Lo sé, Nathaniel, sé que no tienes porque creerme, yo no me creería a mi misma- Suelta una risa irónica y voltea los ojos- y créeme que he tratado de averiguar como arreglarlo, lo he intentado de todas las maneras posibles, pero no hallo una forma correcta o veraz de decirte que a pesar de todo en lo único que no te mentí fue en todo lo que sentía por ti- Ella se acerca un par de pasos mas hacia donde yo estoy, haciendo ruido con sus altos zapatos de tacón- He aceptado ayudarte

-Eso lo has hecho por ti...- La interrumpo

-¡No! Lo he hecho meramente por ti, por sacarte del hueco en el que te he dejado metido, a mi no me importa mi libertad Nathaniel, no me sirve de nada cuando me he quedado absolutamente sola en el mundo, estoy intentando resarcir mi daño, he aceptado tus condiciones, he jugado con tus reglas, he hecho todo lo que esta a mi alcance por conseguir que me mires como antes

-Alessandra- La detengo, en cuanto siento que el espacio entre ella y yo comienza a volverse cada vez mas pequeño e insoportable, sobre todo, porque mis instintos más básicos me piden que la bese y que la atraiga con fuerza contra mí, pero mi raciocino, la parte cuerda que me recuerda todo lo malo que ella me ha hecho me pide que la empuje lejos y no le permita quebrar esa coraza alrededor mío en su contra- Pero nada ha sido suficiente, todos y cada uno de mis esfuerzos han sido en vano, y soy una estúpida por no entenderlo, testaruda por no aceptar lo que es más que obvio

-¿Qué quieres decir con eso?- Una lagrima se resbala de sus ojos y sin detenerme demasiado a pensar, yo impido que caiga con mi dedo pulgar que ahora le acaricia la mejilla

-Que tú ya has olvidado todo lo que había entre nosotros, y que me odias- Susurra con la voz hecha un hilo entrecortado

-No digas eso- Me acerco peligrosamente un paso más- Yo no podría odiarte, no podría hacerlo nunca- Nuestras frentes se juntan, nuestros ojos se miran fijamente y a nuestros labios le faltan pocos centímetros para unirse

-¿A qué has venido a mi oficina?- Suspira- Ya te he contado toda la verdad antes, y eso no ha cambiado, sigue siendo la misma historia que ya conoces, ¿Qué haces realmente aquí?

-Yo…-Trago en seco, incapaz de contestar a una pregunta a la que no tengo respuesta

-¿Me crees? ¿Crees en lo que te he dicho antes?

-¿Específicamente a que te refieres?

-A que te amo con locura

Yo veo la forma en la que su boca suelta esas palabras y entonces hago la petición más infantil de mi vida- Dilo una vez mas

Ella sonríe ligeramente y vuelve a hablar- Que te amo, Nathaniel Brown, que estoy locamente enamorada de ti

Yo no le respondo, por lo menos no con palabras, simplemente termino de acortar la brecha entre nosotros, y la beso, movemos nuestras bocas al unísono, y la aprieto contra mí, sintiendo cada parte de su anatomía, justo como me gusta, teniendo esa sensación de estar volando, esa que tanto había echado de menos

La abrazo todo lo que me es posible, y no la suelto hasta que siento que nos quedamos sin respiración, ¡j***r! había extrañado tanto a Alessandra que de pronto esto se siente como si hubiera estado en apnea todo este tiempo y justo ahora hubiera recordado lo que era respirar, vuelvo a adueñarme de su boca, creyendo que de esta forma todo puede volverse mejor, podemos arreglarlo, ella y yo podemos superar esto que ha pasado

Ella no va a volver a hacerme daño, ella no se hará a un lado de mi vida tal cual a como lo hizo papa toda mi vida, o mamá, cuando se le ocurrió cruzar la autopista mas concurrida de la ciudad con una botella de vodka en la mano y sin la menor idea de donde era que estaba

Me convenzo de que puedo perdonarla, y mas que eso, trato de decirme a mi mismo que soy capaz de confiar en ella a pesar de todo lo que ha pasado

Ella se aparta, yo tomo su rostro entre mis manos y veo sus mejillas sonrosadas, su cabello rojizo alborotado, y sus ojos brillantes mirándome como si fuera la primera vez que la besara

Y entonces se desvanece, Alessandra, su oficina, sus besos, y sus palabras, se esfuman, y yo no puedo hacer nada para detenerlos

-Señor- Escucho que alguien me llama- Señor Brown, hemos aterrizado ya

Yo abro los ojos con pesadez, y caigo nuevamente en la realidad, esa en donde no estamos ni ella ni yo juntos

-¿Qué hora es?

-Diez de la mañana, señor- Asegura la azafata del avión privado que he contratado para que me traiga nuevamente a la ciudad

A este lugar que parece mas pequeño de lo que es desde que ella se fue

-Hay un taxi afuera esperándolo. Lamento haberlo despertado señor Brown, pero no tenía otra opción- me dice con pena

-No se preocupe, ese es su trabajo, y yo debo hacer el mío- Me levanto del asiento reclinable de cuero color crema y tomo mi abrigo y mi celular -Gracias por todo- Le digo a la joven

-Ha sido un placer- Ella me sonríe con timidez

En otro tiempo, yo sin duda le habría acariciado el mechón de cabello que lleva suelto alrededor de la cara, habría ligado con ella y probablemente no me habría quedado dormido en el asiento del avión, pero no ahora cuando hay tantas cosas cruzándose dentro de mí, cuando ella esta tan presente y no consigo alejarla ni siquiera de mis sueños que se han convertido en mi mayor enemigo

Todo me grita su nombre, y me temo, que después de un mes y medio de haber estado casi que, escondiéndome, es hora de volver a la oficina, al edifico donde se que voy a encontrarla

Al lugar donde todo comenzó, e irónicamente, todo terminó

-A ediciones Brown, por favor- Le digo al taxista sin sentirme aun en mis cabales

Mientras veo la ciudad a la que tanto he estado evitando, no puedo evitar pensar en este momento en que si yo tuviera la posibilidad de devolver el tiempo, ciertamente habría evitado todo aquello que paso entre Alessandra y yo, la habría mantenido al margen, y de ser el caso, la habría tratado como una amiga mas

El amor es bueno, dicen los poetas y muestran las películas romanticonas, el amor es lo mejor que le puede pasar a dos personas, aseguran los libros, de lo que nadie habla, lo que nadie dice, es los estragos que puede causar cuando el amor se acaba, o se trasforma en algo peor, nadie habla del vacío, de la zozobra, de lo jodido que es sentirse abandonado, nadie habla de lo que hay después de la gloria

Y yo lo he probado de la forma de la forma mas absurda, lo he aprendido a los golpes, y ya es hora de darle la cara a mi “Después del amor”

-Puede quedarse con el cambio- Le digo al taxista dándole un billete verde

Sin pensarlo demasiado o darle muchas vueltas, entro en el edifico, subo al ascensor y aprieto el botón de la ultima planta

Una vez este se abre, yo choco con la barriga dura de una mujer que ha alzado la vista de los papeles que lleva en la mano y me ha mirado como si de un fantasma se tratase

Yo frunzo el ceño, y bajo los ojos hasta la notoria barriga de ella que lleva puesto un vestido de maternidad color azul oscuro

Sus ojos se ven asustados, su mano izquierda está en su vientre y la derecha trata de sostener los papeles que lleva

-¿Qué haces aquí? ¿No se suponía que debías volver en dos semanas? - Me pregunta

Pero yo no puedo concentrarme en lo que ella ha dicho, mi mente está en otra parte, lleno de interrogantes, y de más confusión de lo que he sentido nunca

-Estas embarazada…- Sentencio, preguntarlo sería estúpido

-Nathaniel, no es lo que piensas

-Nunca es lo que yo pienso- La evado y camino por el pasillo en dirección a mi oficina, veo a Jules, quien también parece intrigada por mi presencia, pero tampoco me detengo junto a ella

Solo sigo mi camino, porque necesito procesar lo que he visto, y todas las sensaciones que eso ha causado en mí, necesito estabilizarme, y sobre todo, hacer cuentas, Alessandra esta embarazada, y si ese bebe es mío, entonces necesito saberlo.