- Tu y yo tenemos cuentas que ajustar – le digo cegado por la rabia que me embarga en este momento y más cuando ella se ríe con superioridad antes de hacer movimiento que la libera de mi agarre. Me le voy encima, pero ella toma su arma disparándome en el vientre, el dolor me hace retroceder justo cuando mi hermano Miguel la rodea con sus brazos inmovilizándola, pero de un cabezazo trata de soltarse y casi lo logro, pero mi hermano la sostiene del brazo quedando los dos frente a frente y de un cabezazo la deja inconsciente tomándola en brazos. - Andando – ordeno saliendo de allí viendo a la pelirroja siendo cargada por mi hermano mientras uno de hombres le ata las manos y los pies – encárgate de ella. Lo paso de largo yendo hasta la moto en la que vine poniéndome en marcha lo antes posibl