Sostengo la mano de mi esposa recordando las horas que pasaba observándola patinar, lo mucho que amo observarla leer, lo mucho que amo todo de ella. Pienso en lo que mi hermano está dispuesto hacer por mí, demostrando una vez más el fuerte lazo que une a los hermanos Rivera, porque lo que hace Miguel por mi yo lo haría por él y cualquiera de mis hermanos. - Incluso inconsciente es bellísima – escucho la voz de esa maldita lo que me hace tensar, por lo que me pongo de pie enfrentándola a lo que ella me sonríe. La muy hija de puta es hermosa, es algo que jamás he negado. Ya no es del todo una prisionera, por lo que se ha duchado y ahora se encuentra enfundada en un vestido corto muy sencillo en color n***o, sin mangas y de cuello alto. Sandalias del mismo color que resaltan su piel blanca