Bajo del avión con el móvil en la mano y subo a la camioneta, es noche, muy noche y me sorprende saber que número desconocido, ahora Isa, me conteste a estas horas ¿será una persona que sufre del mismo mal que yo? Vivianne bosteza y no está demás, fácil llevamos unas 12 horas despiertos o más, pero yo estoy acostumbrado, o más bien, he dormido dos veces en el avión. El auto arranca y vamos directo hacia mi edificio, voy observando del mensaje una y otra vez mientras repito "Isa" varias veces. ―Mañana a primera hora le entrego el chip que pidió.― Me dice Vivianne. ―Gracias. Hasta mañana. Le comunico. ―Señor, mañana es domingo, yo no trabajo los domingos. ―¿Es domingo ya? ― Contesto desorientado y ella asiente. ― Entonces hasta el lunes, descansa. «¿Qué te pasa Quentin? De pronto n